Después de una lesión de rodilla, pasé más de 9 meses sin poder agacharme por la inestabilidad y el dolor. Vivía en Australia y pensé que recuperarme a distancia sería imposible. Pero poco a poco, con el plan y el seguimiento constante de Dani, volví a flexionar la rodilla por completo, me siento estable, con más movilidad y sin dolor casi por completo. Lo que más valoro es que adaptó todo a mi situación, resolviendo dudas, modificando ejercicios y celebrando cada avance conmigo. Ahora puedo volver a disfrutar de los deportes que me llenan de felicidad… incluso los ejercicios de cardio que nunca pensé que me gustarían.

Como escaladora, llevaba mucho tiempo arrastrando una epicondilitis que no solo me frenaba en mi progreso, sino que me quitaba la ilusión. Con Dani, por primera vez sentí que no estaba sola en el proceso: cada semana revisábamos mis avances, ajustábamos los ejercicios y me daba la seguridad de que estaba haciendo lo correcto para recuperarme sin retroceder. El dolor desapareció, volví a disfrutar de la escalada y alcancé hitos que creía imposibles, como hacer dominadas con lastre. Ese acompañamiento constante fue lo que me dio la confianza para volver más fuerte y seguir avanzando sin miedo.