Un aspecto fundamental en el manejo de personas con dolor es el lenguaje que utilizamos a la hora de informarles sobre por qué sienten dolor y qué pueden hacer para mejorar su situación (Hasenbring M et al, 2015). 

Muchos de estos términos, instaurados en el ámbito clínico,  como “estímulo doloroso” o “vías del dolor”, pueden llevarnos a tener una concepción errónea sobre qué es el dolor. Reducir la experiencia de dolor a la presencia de daños en los tejidos, así como otras creencias no sustentadas por la evidencia científica actual, provocan un impacto muy negativo sobre la persistencia del dolor en los pacientes (Moseley L et al, 2015). Por ello, te invito a que me acompañes en una breve incursión sobre las teorías del funcionamiento del dolor y su relación con el lenguaje. ¡Empezamos!

Teorías del dolor y su influencia en el lenguaje de los profesionales de la salud.

Desde la división cartesiana entre mente y cuerpo, han aflorado diferentes teorías sobre cómo se produce el dolor. De entre todas ellas, podríamos destacar un gran grupo que están basadas en modelos mecanistas. ¿Qué quiere decir esto?

Esta teorías defienden la necesidad de un estímulo (ej. una lesión en un tejido) para que se produzca dolor. De forma principal, los estímulos que se relacionaban con la producción de dolor son aquellos conocidos como nocivos o peligrosos, los cuales provocaban la respuesta de unos «sensores» (nociceptores). Estos nociceptores informan a nuestro cuerpo de las características del estímulo.  

Quizás hasta aquí, nada te parezca raro o extraño. ¿Dónde está el error de estas teorías? Este se encuentra en confundir la nocicepción (información que proviene de los nociceptores) con el dolor.

De forma resumida, podríamos decir que la nocicepción sólo hace referencia a la información que proviene de estímulos nocivos, mientras que el dolor es una experiencia individual y subjetiva que informa de la necesidad del organismo de proteger una zona corporal de una amenaza real o potencial. En el blog encontrarás una entrada dedicada específicamente a las diferencias que existen entre ellos. 

¡Nocicepción y dolor no son lo mismo!

Confundir los términos de nocicepción y de dolor supone una gran limitación para el tratamiento del dolor y la concepción del estado de salud. Si el dolor estuviese únicamente determinado por la presencia de daños en los tejidos, no podría observarse estudios en los que hay personas completamente asintomáticas con pruebas de imagen que informan de la presencia de patología (Brinjikji W et al, 2015).  

Por otro lado, tampoco podría explicarse la presencia de dolor en aquellos pacientes que ya se han recuperado de una lesión y han finalizado los proceso de curación. Este es el caso de los  síndromes dolorosos regionales complejos (Swart C et al, 2009).

Empleo del términos y expresiones correctas en relación al dolor

La relación entre los profesionales de la salud y los pacientes suponen una oportunidad de aprendizaje continuo en relación al dolor. La influencia que tienen las expresiones y términos a la hora de explicar al paciente por qué siente dolor son clave en su recuperación, tal y como explica Stewarts M y Loftus S en su artículo de 2018

A pesar de que en el artículo mencionado se dan alternativas para algunos de los términos y expresiones que deberían dejar de usarse, su tracción al español es complicada. Por este motivo, he decidido incluir algunos de los que más utilizo en clínica con mis pacientes. 




























Degeneración

Cambios en los tejidos articulares normales con el paso del tiempo.




























Dolor crónico

Dolor que persiste en el tiempo.




























Inestabilidad

Incapacidad actual de control de la articulación en tareas determinados.




























Contractura

Punto corporal de mayor sensibilidad a la presión.

Como recomendación general a la hora de comunicarte con un paciente con dolor agudo y/o persistente es evitar mensajes que aumenten su fragilidad percibida. El paciente debe tomar las riendas de su recuperación, dejando de ser un actor secundario en el tratamiento. Cumplir esta característica facilitará su recuperación. 

Efecto placebo, nocebo y su relación con el lenguaje del dolor

El aumento del efecto de un determinado tratamiento sobre el dolor promovido por factores contextuales positivos es lo que se conoce como efecto placebo. El efecto nocebo, por le contrarío, sería la disminución del efecto del tratamiento por un contexto negativo. 

De entre los factores que influyen sobre el placebo y el nocebo encontramos las expectativas del paciente. Las expectativas podríamos explicarlas como los resultados esperados por el paciente tras el tratamiento (ej. mejoría percibida), así como los mecanismos por los que se producirían. 

Si seguimos profundizando en este interesantísimo campo, veremos que las expectativas están basadas en parte de las explicaciones que han recibido pr parte de los profesionales de la salud. Es por ello que debemos de esforzarnos en dar explicaciones que sean afines a las teorías actuales del dolor, no en teorías mecanicistas. Si quieres saber más sobre el efecto placebo y nocebo, te dejo estos dos libros de referencia. ¡Espero que los disfrutes!


Placebo y dolor:

Cirugía, el placebo definitivo