Te doy la bienvenida a una entrada del blog de Healthy-Move. Hoy hablaremos sobre cómo inmovilizar tras sufrir una lesión (ej. fractura) y que tipos de inmovilización debemos aplicar, un tema que entre fisioterapeutas y kinesiólogos siempre suscita cierta controversia entorno a las ventajas y desventajas que ofrecen las diferentes alternativas disponibles. 

¿Qué tipo de inmovilizaciones existen tras una lesión?

Para situarnos de mejor manera a la hora de trasladar la información de esta entrada a nuestro día a día clínico, debemos de partir desde la situación hipotética de que es necesario la aplicación de la inmovilización dentro plan de intervención de nuestro paciente. 

Limitar el grado de movilidad o participación de un área corporal concreta podría ser una definición de lo que entenderíamos por inmovilización. Además de dicha limitación gradual, se pueden llevar acabo diferentes intervenciones relacionadas con la imposición de medios externos (vendajes, yesos, férulas…) para aumentar la protección sobre dicho área. 

¿Por qué inmovilizar tras una lesión?

La necesidad de plantear límites en la participación del paciente dentro de ciertas actividades puede deberse a que tras la lesión se produce una disminución importante de la tolerancia de los tejidos a la carga. Esta tolerancia podríamos entenderla como la capacidad que tiene un determinado sistema (ej. un hueso) de adaptarse ante las demandas mecánicas (ej. una actividad deportiva). 

Así pues, si se produce una fractura en el extremo distal del maleolo peroneo, el tejido óseo que conforma dicho sistema verá disminuida su capacidad de responder ante la demanda mecánica que supone caminar. Esta situación de limitación funcional, puede darse de forma paralela con estrategias de protección como el dolor, la inflamación, la disminución de la fuerza, etc. Por ello, es tan importante saber cómo inmovilizar tras una lesión. 

Antes de entrar a valorar qué tipo de inmovilizaciones son las «mejores», es importante determinar el grado de participación que la persona es capaz de tolerar en esta situación. Puesto que si se opta por abolir todo movimiento o actividad, es decir, eliminar cualquier estímulo mecánico, se producirá un perjuicio en los procesos de curación del tejido óseo. Así como alteraciones negativas en otros sistemas (ej. pérdida de masa muscular) que no se hayan visto afectados directamente. 

Modificación de la Actividad durante el Periodo de Inmovilización

Actividades no relacionadas con la lesión
Actividades relacionadas con la lesión

«Use it or Lose it», una frase que define a la perfección la necesidad de mantener aquellas actividades que no pongan en riesgo la integridad de los tejidos lesionados, pero que suponga un estímulo suficiente para generar adaptaciones positivas en el resto de sistema. 

Algunas de las estrategias que podemos aplicar para potenciar la recuperación durante un periodo de inmovilización están en relación al entrenamiento de la extremidad contralateral a la lesionada. Esta estrategia de tratamiento es lo que conocemos como cross-education o educación cruzada. Podrás saber más sobre cómo aplicar esta herramienta en mi formación online ERPI. 

La necesidad de encontrar un estímulo mínimo mecánico que sea tolerable está en relación a mantener el proceso de mecanotransducción.

La transformación de un estímulo mecánico en una respuesta biológica (proliferación, diferenciación y división celular) es lo que conocemos como mecanotransducción.

En ausencia de carga mecánica, todas nuestras células responden negativamente. Por ello, durante la inmovilización prolongada se observan alteraciones como la pérdida de masa muscular, disminución de la densidad ósea y del grosor del cartílago articular, etc. 

Vibración Local como vía para mantener un estímulo mecánico mínimo y favorecer la reparación tisular

Selección del tipo de Inmovilización

Como cualquier tratamiento o intervención que realicemos, esta siempre debe de adaptarse a las características y necesidades del paciente. Es más, la selección del tipo de inmovilización que puedas hacer el primer día tras la lesión a la hora de reducir la actividad en el área afectada no debería mantenerse si la situación del paciente ha cambiado. Cómo inmovilizar tras una lesión debe ser una intervención completamente individual y específica. 

Mantener en un largo periodo de tipo (más de 1 semana) el mismo tipo de inmovilización, probablemente retrase la recuperación del paciente. Si se seleccionó una inmovilización muy restrictiva en cuanto al rango de movimiento, como puede ser una férula de yeso para la fractura del maleolo peroneo,  también se reduce en gran medida la carga mecánica y los procesos de mecanotransducción que estimularán la creación de tejido óseo (osteogénesis). 

Por lo tanto, a la hora de seleccionar el tipo de inmovilización es vital que atendamos a la situación actual, y que esta se revise con frecuencia para adaptarse a la mejora de la tolerancia del tejidos según avance la recuperación. 

Características más importantes del tipo de inmovilización

Grado de Movilidad
Facilidad a la hora de quitar y poner
Percepción de seguridad o protección
Grado de participación recuperación

La posibilidad de modificar los grados de libertad del movimiento con facilidad es una característica fundamental a la hora de seleccionar el tipo de inmovilización.

Permitir que se pueda retirar la inmovilización para facilitar el aseo diario, así como su utilización solo en las actividades que se haya limitado su participación es un punto muy importante.

 El grado de seguridad que confiere el dispositivo debe ser suficiente como para permitir la participación del paciente en las actividades acordadas. 

La suma de las características anteriores determina el grado de participación que puede tener el paciente en su recuperación. Este debe de ser el mayor posible.

¿Cuál es el mejor tipo de inmovilización tras una lesión?

Las órtesis ortopédicas son la mejor opción a la hora de pautar un periodo de disminución de la carga sobre una determinada área corporal tras una lesión. 

Existen una gran variedad de órtesis, diferenciándose principalmente en la rigidez de los material (grado de movilidad). Son reutilizables y de fácil retirada, lo que facilita la participación del paciente en su proceso de recuperación. Puede ajustarse el grado de presión que ejerce alrededor del tejido, confiriendo una gran percepción de seguridad. 

Además de cumplir a la perfección con las características descritas, su carácter adaptable permite que se puedan retirar de forma gradual con la mejora de la tolerancia mecánica de los tejidos, y disminuyendo el riesgo de las complicaciones más comunes durante el periodo de inmovilización. 

Por último, las órtesis ortopédicas han evolucionado en gran medida gracias a las impresoras 3D. Estos dispositivos permite sacar un molde con la cantidad mínima de material (ahorro económico) y de forma completamente adaptada a las características del paciente (color, forma, tejido…). 

¿Cuál es el peor tipo de inmovilización tras una lesión?

La inmovilización con férulas de yeso es la peor elección que se puede hacer tras una lesión, como en el caso de la fractura ósea. Este tipo de férulas no pueden retirarse, dificultando en gran medida la participación del paciente en cualquier tipo de actividad. 

Las férulas de yeso carecen de capacidad de adaptación en el proceso de evolución, por lo que retrasarán su participación en la recuperación, lo que supondrá un mayor lapso de tiempo hasta su vuelta a la actividad normal. 

Este tipo de inmovilización no ha demostrado ser superior a ningún otro, como ha quedado demostrado en el estudio de Kortekangas T et al  (2019) en pacientes con fractura de tobillo. 

Si quieres saber más sobre cómo recuperar a una persona inmovilizada tras una lesión

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Además, junto con la formación tendrás acceso al ebook «Entrena tu Cerebro». En este libro encontrarás toda la evidencia científica relacionada con la imaginería motora, la terapia espejo y otras herramientas que te ayudarán a luchar contra las alteraciones que se dan en el sistema nervioso durante la inmovilización. 



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