En los últimos años, se está viviendo una revolución en el tratamiento de la lesión del ligamento cruzado de la rodilla (LCA). En otra entrada vimos el cambio de paradigma sobre el gold estándar de tratamiento, incluyendo el tratamiento no quirúrgico como una posibilidad efectiva. Aquí hablaremos sobre el replanteamiento de uno de los dogmas de esta lesión: el LCA no puede curarse por sí solo.
¿Cuál es la capacidad de regeneración del LCA?
La reconstrucción quirúrgica del LCA (vídeo) ha sido el tratamiento más usado en esta lesión. El objetivo de la misma es claro: restaurar la estabilidad mecánica de la rodilla a través de un injerto tendinoso que suple al LCA roto. Sin embargo, en los últimos años, surge la duda de si el LCA tiene o no capacidad de regeneración.
Hasta ahora no teníamos datos de ensayos clínicos de calidad. Existían estudios prospectivos cuyos seguimientos eran insuficientes o la intervención no estaba controlada. Sin embargo, se reportaban casos en los que se observa la curación espontánea y se destacaba el potencial de curación del LCA lesionado.
En este estudio se hizo un seguimiento de las características que tenían los sujetos cuyo LCA curaba de forma espontánea para poder extraer factores pronósticos. Con una muestra de 102 pacientes con lesión de LCA se extrajeron algunas conclusiones como: La tasa de curación del LCA en mayores de 20 años era mayor que en la de los más jóvenes, además, aquellas roturas que eran rectas y en forma de banda tenían un mejor pronóstico.
Nuevos hallazgos científicos que podrían cambiar el tratamiento tras la lesión del LCA
Hace apenas unos meses se publicaron los resultados de este estudio, son parte del seguimiento del KANON trial, el primer ensayo clínico de alta calidad en el que se comparó el tratamiento quirúrgico con el no quirúrgico para el tratamiento de LCA. Después de 2 años de la lesión, se realizó una RMN de seguimiento y se observó que el 56% de los 26 pacientes del grupo conservador tenían un LCA sano y el 58% de ellos a los 5 años. Curiosamente los que presentaban un LCA sano sin pasar por quirófano tenían una función y calidad de vida mejor que los que SI pasaban por quirófano y los que NO tenían un LCA sano sin pasar por quirófano.
Existe otro estudio que se publicará próximamente en el que se sigue un protocolo de inmovilización con férula durante 12 semanas. A los 6 meses de seguimiento, 14 de los 16 sujetos incluidos, mostraron una curación del LCA. Conociendo estos resultados nos podríamos plantear lo siguiente: Sabiendo los perjuicios de la inmovilización (en el protocolo hay 2 semanas de inmovilización a 90º de flexión para mantener las condiciones idóneas de no tensión en el LCA), ¿merece la pena realizar la inmovilización, aún sabiendo que sin LCA se puede tener una función y calidad de vida buenas?.
Conclusiones y aspectos prácticos
Sin duda en los próximos años el tratamiento de pacientes con lesión del LCA cambiará por completo. Cada vez son más los trabajos que urgen la necesidad de tomar más factores en cuenta a la hora de tomar una decisión sobre cuál es el tratamiento idóneo.
A pesar de que es un campo de estudio en la actualidad que continuamente se está actualizando, lo que sÍ sabemos es que el tratamiento de elección no es la reconstrucción temprana quirúrgica del LCA, siendo más recomendable el manejo conservador en primera instancia, lo que mejorará el pronóstico de la misma independientemente del tratamiento que escojamos (quirúrgico o no quirúrgico). A esto tenemos que añadir la nueva variable de esta entrada, el LCA puede curar de forma espontánea, sin embargo, todavía desconocemos de qué forma podemos contribuir a la curación